Crédit Jorge Silva / Reuters
“Todos los días pasaba delante del inmueble. Entrar en el edificio y descubrir el mito que rodea el lugar se había convertido en una obsesión. La gente que no vive ahí tacha el lugar de ser culpable ideal, responsable de todos los males del barrio de alrededor, violaciones, secuestros…” explica Jorge Silva, fotógrafo desde hace unos 10 años en Venezuela.
Jorge Silva ha seguido de muy de cerca la situación y ha capturado imágenes de la organización de la población instalada en esta carcasa urbana. Aunque la población proviene de los barrios de chabolas más peligrosos de Caracas, el fotógrafo ha logrado demostrar que la Torre de David encarna una mejora remarcable de la condición de vida de estas personas. A pesar de la omnipresencia de la pobreza esto no impide en absoluto que la gente se las arregle por si misma, que sean solidarias y respetuosas y que velen por la seguridad del lugar.
Dicho inmueble es un rascacielos que se empezó a construir en 1990 con el fin de convertirse en el centro financiero, tipo un “Wall Street venezolano”, tal y como soñó el financiero David Brillembourg. Después de su muerte en 1993 y de la crisis financiera de 1994, la construcción del edificio se detuvo y solo se construyó el 60% del inmueble. En el 2007, el ayuntamiento de Caracas permitió que la gente sin hogar viviera en el primer piso de la torre para intentar mediar los problemas de vivienda. Muy rápidamente, los primeros 28 pisos fueron ocupados y como la obra no avanzó lo suficiente, no fue ocupado en su totalidad. En el 2013, alrededor de unos 3600 habitantes vivían en la Torre de David por el precio de unos 170 bolívares (es decir 21 euros) de renta que sirven para financiar una patrulla de seguridad presente las 24 horas.
En el inmueble no hay ascensores ni barandillas y faltan algunos muros, pero parece que la electricidad y el agua funcionan en algunos pisos gracias al ingenio de los habitantes. La Torre de David dispone de un helipuerto y de balcones grandes que sirven para hacer enormes barbacoas. También hay una sala de musculación en el techo al igual que un taller de costura, una peluquería, un instituto de belleza, un dentista y muchos almacenes. El rascacielos es hoy en día una verdadera pequeña ciudad donde se puede vivir sin tener jamás necesidad de salir, y eso que originalmente era un lugar que no estaba previsto ser habitado.
La organización de la sociedad de la Torre de David demuestra que, a pesar de que exista criminalidad, algunos medios de comunicación la llaman sin razón “torre del terror”. Tal y como lo relata uno de los habitantes al fotógrafo Jorge Silva, el carácter excepcional de este barrio de chabolas hace de sus habitantes “los más ricos entre los pobres”. El gobierno venezolano llevó a cabo un estudio reciente sobre la insalubridad del inmueble, y desde entonces emprende (desde Julio 2014), un realojamiento progresivo de las 1200 familias en las afueras, lejos de la capital.
Artículo publicado originalmente en CitizenPost, socio del Journal International.
Artículo publicado originalmente en CitizenPost, socio del Journal International.