Un refugio para la libertad de prensa

Lucas Chedeville, traducido por Aino Lehtonen
9 Décembre 2015



Argelinos, marfileños, congoleses, sirios, armenios y uzbekos – desde su creación en 2002, la Casa de los periodistas (Maison des journalistes en París) ha acogido cerca de 300 periodistas extranjeros proviniendo de 60 países distintos. Única en el mundo, la asociación se erige como un baluarte protegiendo la libertad de prensa, con excesiva frecuencia perjudicada a través del globo.


Crédito Lucas Chedeville
Crédito Lucas Chedeville
Tarik, un sirio de unos treinta años, es un periodista de la oposición. Está realizando una serie de reportajes sobre la vida de las poblaciones desde los comienzos de la guerra, a contracorriente de las imágenes de la propaganda difundida por el régimen de Al-Asad. Esos reportajes le llevaron inevitablemente a cárcel. Al salir de prisión, huyó hacia la Jordania vecina para continuar su trabajo informativo, documentando el sufrimiento de su pueblo en los campamentos de refugiados. Frente a las amenazas que se hacen cada vez más presentes, se exilió de nuevo y, hace un poco más de un año, encontró refugio en Francia.

Un lugar de acogida

Tarik forma parte de los quince hombres y mujeres que actualmente están alojados en los locales de la asociación. Además de un techo, se les ofrece a los “arrendatarios” ayuda social para acompañarles en el rompecabezas de los trámites administrativos: solicitudes de asilo, “Pôle Emploi” (la oficina de empleo francesa), cobertura médica, búsqueda de vivienda… los refugiados también asisten a cursos de francés, indispensables para integrarse tanto social como profesionalmente en Francia.

Cada uno tiene un dormitorio individual. Por la mayor parte financiados por los medios de comunicación franceses, los dormitorios llevan los nombres de sus mecenas e incluyen por ejemplo el del “Canard Enchaîné”, el del “Ouest France” e incluso el del “La Voix du Nord”, periódicos franceses. Hay una cocina compartida, y el espacio de trabajo – una pequeña sala con ordenadores y un acceso WiFi para escribir artículos y realizar investigaciones – también es de uso común. 

Dar la palabra a los exiliados

Antes la asociación colaboraba con numerosas grandes escuelas de periodismo francesas, tales como la ESJ Lille. Sin embargo, más tarde está colaboración fue suspendida a causa de la barrera lingüística y la dificultad que mucha gente tenía para reanudar los estudios después de diez, veinte o treinta años de trabajo en el ámbito de la prensa. En cambio, los programas de intercambio continúan a través de dos proyectos: “Renvoyé Spécial” y “Presse 19”. El primer programa se hace en colaboración con el Ministerio de la educación nacional y Presstalis, una sociedad de distribución. Presenta a periodistas que hacen uso de la palabra en liceos para compartir sus experiencias, conversar sobre la situación de sus países de origen, hacer hincapié en su cultura y debatir juntos la cuestión de la libertad de la prensa.

Presse 19, referencia del artículo 19 de la Declaración universal de los derechos humanos y del ciudadano: “Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones y recibir informaciones y opiniones y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”. La primera y, por el momento, única edición tuvo lugar en Turín en  noviembre pasado. Colaborando con la asociación italiana Caffé del Giornalisti, dos periodistas de la Casa de los periodistas, la chechena Zara Mourtazalieva y el azerí Agil Khalilov, vinieron a entrevistarse con los estudiantes de ciencias jurídicas, políticas y económicas de la ciudad.

“El objetivo, a través de estos proyectos, es abrir los jóvenes a estos temas con los cuales quizás no están familiarizados o conocen mal. Intentamos crear un debate de ideas. Más que un encuentro, es una conferencia”, explica Darline Cothières, directora de la Casa. El intercambio de ideas sigue prosiguiéndose con los medios de comunicación de la asociación, particularmente L’Oeil de l’exilé, un lugar en el cual los periodistas pueden continuar a escribir sobre los acontecimientos que están teniendo lugar en sus países de origen. Los periodistas también contribuyen en el Blog de Médiapart.
Actualmente el hall de la Casa acoge la exposición de “Alep Point Zéro” del fotoperiodista sirio Muzaffar Salman - Crédito Lucas Chedeville
Actualmente el hall de la Casa acoge la exposición de “Alep Point Zéro” del fotoperiodista sirio Muzaffar Salman - Crédito Lucas Chedeville

Un observatorio de la situación de la prensa en el mundo

Los ataques del enero pasado que suscitaron una oleada de emociones en el mundo entero no han incidido de forma significativa en los aportes financieros de la asociación. En cambio, durante los meses que siguieron a los atentados, los pedidos de intervención por parte de profesores y directores de escuelas se multiplicaron. “Era importante venir a explicarles a los jóvenes que la libertad de expresión es un derecho fundamental, relativizando la suerte que representa el hecho de estar en Francia, pero también que el combate continúa y la vigilancia con respecto a los atentados debe ser constante’, añade Cothières.

A través las diferentes nacionalidades de los periodistas es fácil ver un vínculo con la actualidad de los conflictos en el mundo. Durante las recientes operaciones en África, Mali, Congo, y República Centroafricana, numerosos periodistas han buscado refugio lejos de las persecuciones. Hace algún tiempo fueron Siria e Irak los que aportaron el mayor número de perseguidos. No obstante, no es suficiente tomar en cuenta solamente el criterio de conflicto. Darlene Cothières menciona países como China, Irán o Azerbaiyán (respectivamente los números 176, 173 y 162 de 180 países en la última clasificación sobre la libertad de prensa de Reporteras Sin Fronteras) que no están directamente asolados por la guerra pero son países en los cuales los periodistas se encuentran amordazados y  por consecuencia buscan refugio en la Casa. “Somos una especie de observatorio, o barómetro de la evolución de la libertad de la prensa y de la expresión en el mundo”, concluye la directora.

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