Tuvalu y Kiribati, los nuevos atlantes

Arthur Vernassière, traducido por Melina Arellano
20 Septembre 2015



Las islas Tuvalu y Kiribati, dos países de Oceanía, podrían desaparecer de los mapas a causa del aumento del nivel de los mares, provocado por el cambio climático. Durante su reciente visita a Bruselas, el jefe de estado de Tuvalu pidió a los estados europeos que reduzcan sus emisiones de gases a efecto invernadero. En Oceanía, todo el continente deberá movilizarse para enfrentar estas consecuencias sin precedentes.


Tuvalu. Créditos: Archivos AP
Tuvalu. Créditos: Archivos AP
¿Acaso la Atlántida es un mito? La leyenda ha perdurado a través de los siglos y las generaciones. Pero dentro de poco, las islas que se hunden bajo el agua podrán ser una realidad. Las erupciones volcánicas que hacen emerger islas a la superficie ya han demostrado que los fenómenos meteorológicos crean modificaciones duraderas para el planeta. En la actualidad, el cambio climático es el que transforma la tierra, engendrando un importante incremento del nivel de las aguas. Este aumento de los océanos se explica, en particular, por el deshielo. Cuando los casquetes polares se derriten, lo cual sucede porque el océano se calienta, el nivel del mar aumenta. Esto también se produjo al final de la era de hielo, hace ya 20 000 años. Es por eso que el Primer ministro de Tuvalu, Enele Spoaga, que estuvo de visita en Bruselas, exigió a los europeos que disminuyeran las emisiones de dióxido de carbono.

En los últimos años, los satélites han registrado un aumento del promedio global del nivel de los mares, siendo este de tres milímetros por año. Según los datos del Programa Mundial de Investigaciónes Climáticas, este aumento es claramente superior al que fue constatado en el transcurso de los siglos pasados.

La superficie de ambos archipiélagos se reduce

Créditos: AFP Phot / Torsten Blackwood
Créditos: AFP Phot / Torsten Blackwood
Ya que se sitúan a nivel del mar, las Kiribati y Tuvalu están en peligro de extinción. El incremento de los mares ya ha empezado a sumergir una parte de estas islas. En las islas Tuvalu, el punto más alto alcanza los cinco metros sobre el nivel del mar, una defensa bastante frágil como para enfrentar la ira de los océanos. En los últimos diez años, el país sufrió una pérdida de alrededor de tres metros de su frente marítimo. Algunos especialistas calculan que dentro de 50 años, habrá que mirar fotografías para saber cómo eran las islas Tuvalu, que son el cuarto país más pequeño del mundo.

La visita del Primer ministro actual a Bruselas no es la primera petición que ha hecho el país ante los contaminadores mundiales. En el 2002, el Primer ministro de ese entonces, Koloa Talake, había declarado su intención de demandar a los Estados Unidos y a Australia. Su meta era presentarlos ante el Tribunal Internacional de Justicia de la Haya por emisiones desmesuradas de gases a efecto invernadero. Durante las elecciones siguientes, no pudo llevar a cabo su idea.

En las Kiribati, las constataciones son similares. Numerosas casas se inundan regularmente, los aldeanos viven con las aguas, ni más ni menos. Este país de 811 km2 busca soluciones sin cesar para poder contemplar un mejor futuro. El destino funesto que se presenta para el archipiélago lo obliga a prepararse para lo inevitable. El jefe de estado del país, Anote Tong, compró 20 km2 de territorio a las islas Fiyi por 6.4 millones de euros. La zona es llamada a veces “el refugio de los Kiribatianos”, gentilicio de sus habitantes, y también servirá de tierra de cultura agrícola para el país. Y es que la única solución segura hasta el día de hoy es, sin lugar a dudas, la del exilio.

¿Habrá refugiados climáticos?

El Primer ministro de Tuvalu dejó en claro un punto, la emigración no es la solución. En Bruselas, declaró que es posible “relocalizar a los habitantes de Tuvalu en otros países, pero eso no detendrá el calentamiento global. Para salvar al mundo, tenemos que salvar a Tuvalu”. Estos problemas crecientes han hecho surgir la cuestión de los refugiados climáticos, un estatus que no existe por el momento dentro del derecho internacional ya que el tribunal no ha dado definición alguna. Sólo se ha presentado un proyecto de convención, el año pasado, con el fin de proteger a las personas que se ven obligadas a desplazarse.


Algunos habitantes de estas islas del Pacífico buscan asilo y emigran hacia otros países. Un ciudadano de las Kiribati, Ioane Teitiota, presentó una solicitud oficial de asilo a Nueva Zelanda en el 2013, en la que pedía el estatus de refugiado climático al tribunal de apelaciones de Auckland. Su solicitud fue negada. Así pues, el estatus sigue siendo motivo de debate.

Aceleración de las catástrofes naturales

Las mareas son más grandes y las inundaciones más numerosas. Estos países del Pacífico enfrentan fenómenos climáticos cada vez más fuertes y devastadores. Vanuatu es el ejemplo perfecto; el archipiélago fue golpeado por un ciclón nunca ante visto en marzo pasado y quedó completamente devastado. El presidente Baldwin Lonsdale atribuyó directamente las causas de esta catástrofe al calentamiento global. Los daños ecológicos son significativos y la economía ha sufrido de igual manera. Kiribati y Tuvalu forman parte de los diez países donde el impacto financiero del cambio climático es más pesado.

Estos países de Oceanía, subdesarrollados económicamente, se encuentran frente a un adversario más poderoso que ellos. Un adversario contra el cual no se puede luchar: la Tierra. Para poder hacer frente, hay que moverse en ella, hacer simbiosis con ella, en primer lugar luchando contra la contaminación. Pero lo que crea polémica es que, finalmente, los pueblos del Pacífico, poco contaminadores, son los sufren las consecuencias de los países desarrollados. “¿De dónde van a sacar el dinero esos países? Son los países industrializados, los causantes del calentamiento, los que deben asumir sus responsabilidades”, advirtió Ronald Jumeau, embajador de las islas Seychelles para el cambio climático. En ese sentido, la argumentación del Primer ministro de Tuvalu en Bruselas podrá ganar mayor influencia.

“En solo un día y una noche terrible, todo vuestro ejército fue tragado de golpe por la Tierra, y asimismo la Atlántida se sumió en el mar y desapareció”. ¿Acaso la Atlántida es un mito? ¿Cuánta verdad tiene la descripción de Platón? Seguramente, los Kiribatianos y los Tuvaluanos se hacen la misma pregunta, pues si sus islas se hundieran, ellos se volverían Atlantes.

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