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Desde que los países descubrieron que había mucha más riqueza en los continentes que en los mares y océanos, decidieron competir por “el apoderamiento de las tierras internacionales”. En efecto, según la Convención de las Naciones Unidas de 1982 sobre el derecho del mar, cada país tiene derecho a una zona delimitada llamada ZEE (Zona Económica Exclusiva) que bordea las costas a una distancia de 200 millas marinas con una posibilidad de extenderse alrededor de 200 km gracias a las placas continentales.
Sin embargo, esta delimitación pone al margen territorios internacionales llamados también “mar alto” que pertenecen al mismo tiempo a todo el mundo… Y a nadie. Representa mas de la mitad de los océanos y rebosa de riquezas imposibles de explotar, ya que la explotación en estas aguas internacionales solo es autorizada para interés humano.
LA SITUACIÓN COMPLICADA DEL MAR DEL SUR DE CHINA
El mar del sur de China – también llamado mar de China meridional – es, al igual que el océano glacial de Antártica, un lugar de conflicto internacional. Esta rodeado por China, Taiwán, Japón, Malasia, Camboya, Filipinas, Vietnam e Indonesia. Y como cualquier mar, rebosa de riquezas aun sin explotar, lo que atrae principalmente a compañías chinas y japonesas. Desde hace 50 años existe un conflicto relacionado con la posesión de las islas Senkaku/Diaoyu, su nombre en japonés y chino. En efecto, estas islas se sitúan exactamente donde las ZEE de China y Japón se cruzan. Es más, China ha proclamado una zona de protección aérea sobre estas islas con el fin de detectar aviones que sobrevuelen la zona. No obstante, dicha proclamación ha sido ignorada por los Estados Unidos.
Las islas del Placel y Spratly son otro objeto de disputas, ya que se encuentran en el mar alto pero bajo el control de China, igualmente reivindicadas por Vietnam y Taiwán. Además, la demarcación del mar llevada a cabo por China después de la segunda guerra mundial es reconocida por pocos países.
EL CONFLICTO ENTRE CHINA Y JAPÓN
China y Japón se enfrentan tanto militar como diplomáticamente. Ambos poseen una protección militar con flotas nuevas y vigilan atentamente sus zonas aéreas. Este conflicto a menudo se le llama “frío” ya que no hay ataques reales porque Japón no posee ejército. Y ambos hacen todo lo posible por granjearse el apoyo de otros países. Recientemente, se anunció la intención del presidente chino Xi JinPing de ir a India con el fin de tantear un acercamiento, pese a los acontecimientos anteriores (recordemos la acusación de Nueva Delhi sobre la ocupación ilegal de los estados de Jammu y Cachemira). De esta manera, la reciente visita a Tokio del Primer ministro de la India, Narendra Modi, demuestra que este país no cierra sus puertas a las inversiones chinas.
A los acontecimientos anteriores, hay que sumar la intervención de los Estados Unidos, tras la llamada de Malasia y con el apoyo de Filipinas, para limitar el avance chino en el mar del sur de China. Sin embargo, esta situación se está volviendo más peligrosa ya que ha habido una previa colisión entre una trainera y un portaviones, y muchos incidentes han sido evitados por poco.
No obstante, a pesar de dicha intervención, parece que ningún organismo internacional tiene pensado, por el momento, tomar una decisión con respecto a este conflicto, que lleva ya décadas sin resolverse.