Refuerzo de la lucha contra la homofobia en Rusia

Justine Rodier, traducido por Fanny Lutaud
14 Juin 2015



En Rusia, grupos homofóbicos multiplican los actos de violencia contra los homosexuales, bisexuales y transexuales. Numerosos agentes de la sociedad internacional intentan denunciar estas prácticas, pero aunque las acciones anti-homofobia han ido aumentando, siguen siendo poco evocadas. Análisis de estos movimientos de contestación.


Credito Mads Nissen
Credito Mads Nissen
Hoy, ciertas de las violencias infligidas a los homosexuales en Rusia van desde las humillaciones hasta los asesinatos, pasando por los acosos, las persecuciones por las calles y las palizas. Considerada como un crimen hasta 1993, y como una enfermedad mental hasta 1999, en teoría, hoy la homosexualidad ya no se percibe como tal. Sin embargo, los miembros de esta minoridad siguen siendo víctimas de violencias físicas y morales, de insultos discriminatorios y despidos, entre otros aspectos. ¿Pero quiénes son los autores de estos actos? La mayoría son defensores del grupo homofóbico “Occupy pedophilia”, que se atribuyen el derecho de sancionar a los homosexuales en nombre de la seguridad civil y de la protección de los niños. Los agresores filman a sus víctimas y difunden luego los videos en Internet.

A pesar de estas manifestaciones de violencia, la población LGBT resiste para seguir adelante. Para esta comunidad, el verdadero problema reside en el hecho de que los actos de violencia no son reprimidos por las fuerzas de seguridad, que al contrario también atacan a los homosexuales a veces. Frente a esta realidad, los miembros LGBT dudan cada vez más sobre si deberían manifestar por sus reivindicaciones. Según ellos, hace falta una real apertura de mentes de los ciudadanos, sobre todo de la mayoría de los rusos que vive por debajo del nivel de la pobreza, y que desarrolla así una fuerte rabia, que visiblemente no siempre expresan correctamente.

Para los LGBT, la solución contra estos ataques sería que el gobierno intentara reunir a las etnias y promoviera la tolerancia de los hombres dentro de este inmenso país diversificado que es Rusia. Sin embargo, las autoridades rusas no parecen estar dispuestas a adoptar esta actitud. Al contrario, el número de leyes discriminatorias contra los homosexuales parece haberse multiplicado. El Día del Orgullo gay ahora está prohibido. Desde 2012, una ley estipula que los padres homosexuales perderán la custodia de sus hijos. En 2013, un diputado prohibió toda forma de “propaganda homosexual”. Todo acto demostrativo de relación homosexual puede ahora ser sancionado. En 2013 también, el Presidente Vladímir Putin condenó toda manifestación de los miembros LGTB que deseaban destacar sus reivindicaciones durante los Juegos Olímpicos de Sochi. Más recientemente, con la ley del 6 de enero del 2015 se prohibió conducir a las personas que sufren de “trastornos mentales y anomalías del comportamiento”.

Entre estos trastornos, se reconocen principalmente los relacionados con “la identidad o las preferencias sexuales”, que según el gobierno son factores capaces de influir sobre la manera de conducir de los automovilistas y de poner en peligro a la sociedad. Parece así que por el momento las autoridades políticas no están dispuestas a defender la causa de los homosexuales. Para la mayoría de los rusos, el problema no es que los individuos tengan relaciones con personas del mismo sexo, sino que lo expresen en público.

Acciones civiles que denuncian estas injusticias

A pesar de ese impulso de homofobia, los ciudadanos rusos e internacionales parecen sentirse cada vez más afectados por estas problemáticas, y los movimientos se multiplican en el planeta para hacer valer los derechos de cada uno. Primero en Rusia, con Elena Masiouk, miembro del Consejo de Derechos Humanos en el Kremlin, quien expresó y sigue expresando su indignidad. Denuncia todas las medidas tomadas por el gobierno, que provocan injusticias para ciertos ciudadanos rusos. Además de esta mujer política, numerosos defensores de los derechos humanos se ofuscan en todo el mundo, y utilizan la Declaración de los Derechos Humanos, su arma principal. Durante los Juegos Olímpicos del 2013 en Sochi, la marca de deporte XXL All Sport lanzó una campaña de publicidad contra la homofobia en Rusia. El objetivo era llamar a la sociedad civil internacional para que se movilizara.

Dos militantes lesbianas por los derechos de los homosexuales se dieron un beso por la libertad en un avión que iba de San Petersburgo a Moscú. Las dos mujeres hicieron una fotografía de su beso para ampliar el impacto del gesto. La particularidad de este selfie es que en segundo plano se puede ver a Vitaly Milnanov, un diputado ruso extremista religioso asumido. Este hombre es el iniciador de la ley que prohíbe a los homosexuales mostrarse en la calle por el motivo de “propaganda homosexual”, bajo pena de multa o cárcel. Muy cercano de Vladímir Putin, Vitaly Milanov había calificado a François Hollande en 2013 de “portero de la puerta del infierno”, después de la adopción el 17 de mayo de este mismo año en Francia de la ley del matrimonio para todos.

En Romania, cabe destacar un apoyo importante entre les cristianos ortodoxos que, por el decimoquinto año consecutivo han publicado el Orthodox Calendar, equivalente del calendario francés de los “Dioses del estadio”. Aunque el Orthodox Calendar existe desde hace ya quince años, solo tiene tres años que los modelos se desnudan para las fotos. Las ediciones 2015 tienen como objetivo claro luchar contra la homofobia rusa. Los clichés muestran parejas homosexuales enamoradas. Las imágenes permanecen artísticas, estéticas y no vulgares. Son cristianos muy abiertos los que originaron esta iniciativa. Esta publicación es perfectamente capaz de alertar a la población civil puesto que el calendario no se dirige únicamente a los homosexuales. Aún más importante es que en numerosos países del Este, la iglesia ortodoxa sigue estando muy presente en la vida de los ciudadanos y del Estado. Parece así que las condiciones están reunidas para que las reivindicaciones anti-homofóbicas aumenten de manera constante.

Los artistas del mundo contra la homofobia

Un joven músico irlandés, una canción escuchada por millones de personas y recompensada en los Grammy Awards como “canción del año”, un clip que se emitió por todo el mundo, pero una significación que permanece poco conocida. En 2013, el cantante Hozier grabó la canción Take Me to Church para denunciar los actos homofóbicos, que son, según él, de una violencia infundada. La letra acusa estos comportamientos violentos y el clip presenta la situación de dos jóvenes homosexuales enamorados que son víctimas de acosos homofóbicos. Con su creación, Hozier denuncia el tratamiento de la minoridad LGTB y preconiza la tolerancia hacia la orientación sexual de cada uno. Según el autor, “lo que se ha desarrollado en Rusia no es nada más que una pesadilla”.

En el ámbito del arte, los 17 miembros del jurado del World Press Photo 2015 han concedido el primer premio al cliché de una pareja de jóvenes homosexuales en San Petersburgo. Este año, el fotógrafo danés Mads Nissen fue así galardonado del primer premio de este concurso anual de fotografía de prensa. Tomó el cliché durante un reportaje sobre la homofobia en Rusia. La imagen revela a dos hombres jóvenes en una habitación oscura, lejos de las miradas. Este lugar cerrado expresa las concesiones y las precauciones que hoy tienen que tomar los homosexuales para no ser discriminados.

La movilización de la sociedad parece estar creciendo y cada vez más artistas se unen a los contestatarios de la homofobia. Hoy el movimiento se amplía por el mundo a través de Internet, mediante una petición dirigida “al Presidente Putin, a los responsables rusos y dirigentes de este mundo”. El objetivo es recoger 500 000 firmas. La página del sitio de la petición explica: “Pedimos a los jefes de gobierno del mundo entero y a los responsables políticos rusos que trabajen para derogar las leyes homofóbicas y para proteger a todos los ciudadanos contra las violencias y las discriminaciones en Rusia”.

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