Nollywood surgió en los años 60 con las primeras producciones nigerianas en la lengua igbo. El fenómeno adquirió fuerza en los 90, gracias al cambio de estrategia de promoción de las películas. Los realizadores empezaron a privilegiar el inglés y eliminaron los dialectos e idiomas regionales, lo cual facilitó la comprensión de las películas para un público más grande, sobretodo africano y occidental. La particularidad de las películas nigerianas está relacionada con las temáticas abordadas. A menudo, tratan con problemas contemporáneos de los jóvenes africanos, haciendo hincapié en la religión, la guerra, el amor e incluso en la magia negra y la brujería, que proviene de las creencias de las 300 tribus que viven hoy en día en el país. Una de las películas más famosas, One God One Nation, cuenta la historia de una pareja que afronta problemas de integración social porque el protagonista es musulmán y su esposa cristiana. Los temas elegidos generalmente son accesibles al pueblo que compra las películas para verlas en la casa. Este concepto inédito se debe en parte a que la cultura de los cines fue introducida recientemente y la población no tenia la costumbre de ir al cine antes.
La mina de oro de Nigeria
Nollywood constituye el segundo sector más grande de la economía nigeriana, después de la agricultura, un factor importante del crecimiento económico. El millón de asalariados de la industria produce cada año aproximadamente 600 millones de dólares que son invertidos en el desarrollo regional. La batalla por la supremacía cinematográfica en el continente africano esta orientada contra Ghana, país que comienza a ganar terreno, después de haber participado en festivales internacionales. La organización del Festival internacional de la película africana, Africa International Film Festival, todos los años en Nigeria, atrae a turistas extranjeros y favorece la integración de la cultura cinematográfica nigeriana en la cultura universal. Sin embargo, algunos cinéfilos occidentales critican la visión cinematográfica nigeriana que se basa muy a menudo en la improvisación. Los actores tienen la libertad de inventar ellos mismos la historia, ya que no hay ningún guión predefinido, lo cual hace que las películas nigerianas tengan la mayoría de las veces un final predecible. Esto se puede justificar, de cierto modo, por el costo reducido de las producciones y por la corta duración del rodaje, que dura alrededor de diez días.
Una industria en peligro
Los acontecimientos transcurridos en Nigeria en los últimos dos años han reemplazado al arte cinematográfico en la prensa internacional. Los medios de comunicación se concentran en la lucha dirigida por el gobierno contra el grupo extremista Boko Haram, responsable de varios atentados en las regiones del norte de Nigeria. La campaña Bring Back our girls, iniciada en abril del 2014, después del rapto de cientos de colegialas por los terroristas, fue el acontecimiento más mediatizado del año pasado. Tras la situación inestable causada por los ataques del 4 de enero del 2015 en un pueblo de pescadores en la frontera con Chad, y el ataque del domingo 25 de enero en la ciudad de Monguno en el noreste del territorio, Nigeria es visto como un país dividido por una guerra civil que pone en peligro a toda la población e incluso a la producción cinematográfica.
La inestabilidad política y la situación económica precaria hacen que muchos actores se vayan del país y busquen trabajo en la industria cinematográfica de Estados Unidos. La piratería en Internet a través del streaming plantea un verdadero problema a los realizadores nigerianos que ven como sus películas son descargadas o vistas en línea, sin poder por lo menos cubrir los costos de producción. La solución a este problema delicado es crear una plataforma en línea con el fin de centralizar todas las películas producidas en Nigeria, y campañas de información para la población. Efectivamente, aunque el cine nigeriano comienza a ganar popularidad a través del mundo, hay diferentes opiniones sobre la calidad de las películas producidas en este país africano. Aminata, una joven estudiante senegalesa, ha visto muchas películas nigerianas en la tele pero es escéptica sobre la popularidad de las producciones de Nollywood: “no es verdaderamente mi estilo, ¡los actores sobreactúan!”