Israel: ¿La obsolescencia del sistema político?

Edmée Pautet, traducido por Fanny Lutaud
11 Juin 2015



Después de la disolución de la Knesset en diciembre del 2014, la cámara parlamentaria israelí se reconstituirá pasadas las elecciones del 17 de marzo. Veintiséis partidos participarán en las elecciones, lo cual refleja la diversidad de los valores políticos presentes en Israel. Según las últimas encuestas, el Likud, partido de derecha del actual Primer Ministro Benjamín Netanyahu, parece ser mayoritario. En el contexto actual del país, las cuestiones de seguridad son las que surgen en las campañas políticas, aunque otras problemáticas preocupan a los ciudadanos, particularmente a los jóvenes.


Crédito www.israel-actualites.tv
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El pasado 29 de enero, en la frontera sur de Líbano, dos soldados israelíes perdieron la vida durante un enfrentamiento entre Hezbolá y el ejército israelí. Este incidente solo recordó la situación de instabilidad en la que se encuentra Israel desde su creación y todos los enemigos que la rodean. Tierra Santa que se adquirió al precio de numerosas guerras, disputada entre dos culturas que se oponen siempre, el país debe defender sus posiciones de manera continua. Sin embargo según Mor, un estudiante israelí de 23 años, esta defensa hace que se olviden los verdaderos temas de los ciudadanos.

La inseguridad, un problema que esconde otros

Israel es una tierra que acoge al pueblo judío, pero la historia del país se origina en la violencia. Ubicada en Palestina, su creación tuvo como consecuencia un exilio masivo de los palestinos así como guerras sucesivas entre los dos países por razones religiosas, pero también territoriales. Esta situación conflictiva siempre ha existido, desde que se estableció el gobierno israelí en 1948, pero los combates rara vez han afectado el interior del país.

Sin embargo, esta inseguridad, ajena para los habitantes, impregna todo el discurso político. Según Mor, “todo el mundo utiliza este conflicto. Es fácil mostrar el lado negativo de un país ajeno al nuestro. La situación podría cambiar si uno de los dos le tendiera la mano al otro. El conflicto israelí-palestino solo asusta a la gente y controla a la población. Yo no tengo ningún problema con los palestinos, al igual que muchos israelís que quieren vivir en paz con sus vecinos.”

Los conflictos prevalecen sobre las cuestiones ciudadanas y la máquina política se oxida. “Los jóvenes israelís no han perdido el interés en la política en sí misma, sino en los que la dirigen actualmente y en el sistema nacional. Saben que este sistema debe cambiar. Las personas en el gobierno son demasiado viejas, y no hay diálogo entre ellas y los jóvenes.”

El sistema político israelí se basa en el poder de la Knesset, una cámara parlamentaria. Los 120 miembros de las diferentes listas elegidas eligen luego a un primer ministro. La edad media de la Knesset oscila entre 53 y 55 años desde hace ya varios años. Los jóvenes piensan que no son escuchados y que el gobierno no se hace las preguntas apropiadas.

Valores religiosos demasiado fuertes

En Israel, la religión y la política nunca han estado realmente separadas: la última Knesset contaba con 37 parlamentarios religiosos en su seno, o sea casi el tercio de la cámara. Nada paradójico con la historia del país, pero el debate político es más confuso. Para Mor, esto tiene que cambiar: “en este país, todo es cuestión de religión, y es una de las cosas más difíciles de cuando uno vive allí. Todo está relacionado a la religión, y por supuesto la política también. Cuando los políticos sean más ciudadanos y piensen menos en sus propios intereses, puede que llegue a ser menos religioso. Han olvidado que aquí, todavía hay laicos. Los ortodoxos tienen el poder desde hace ya tanto tiempo que ahora tengo que trabajar y pagar impuestos para que la gente muy religiosa que se pasa el tiempo leyendo la Torá y sin trabajar pueda vivir. No es justo.”

Los valores conservadores fuertes ocupan así un lugar importante. La aparición del partido ultra ortodoxo anti pornografía lo ilustra bien. Aunque este partido sólo ocupa un lugar en la Knesset, su existencia constituye un retorno a los principios morales restrictivos.

Moral y tabú

El partido anti pornografía, que se llama “Defender a nuestros hijos”, tiene como objetivo el establecimiento de leyes más estrictas en lo que concierne el acceso al Internet. Durante las elecciones del 2006 hizo campaña, pero no se presentó en el 2012. El partido era antes dirigido por Avraham Negosa, quien se unió luego al Likud. Ahora es Yehezkel Shtelzer quien dirige el partido y el que defiende una moral conservadora fuerte con respecto a lo que llama “la adicción a la pornografía”. Según él, “hay cientos de miles de toxicómanos del porno en este país.”

Hace unas semanas, el partido abrió con mano dura su campaña. Difundió en particular un video de prevención contra los riesgos del Internet. Este video, ya utilizado por el gobierno francés para prevenir los riesgos del Internet en niños y adolescentes, aborda claramente los riesgos de lo que se encuentra en la red. A esta película se añaden testigos de antiguos adictos a la pornografía. Uno de ellos especialmente explica que descubrió la pornografía a los nueve años, lo cual pervirtió totalmente el desarrollo de su imaginación.

La solución que aporta el partido para luchar contra la exposición de los niños a la pornografía no es unánimemente aceptada. Mor piensa que la respuesta correcta respecto a este problema es otra, pero sobre todo que esta lucha esconde un problema más profundo: “la solución de los ultra ortodoxos es siempre de luchar contra cosas escondiéndolas. Si no le temieran tanto al sexo, si establecieran un verdadero diálogo sobre este tema, no sería necesario proteger a los niños. El sexo es algo natural, pero como siempre, logran que se transforme en un tabú y que se luche contra este. Yo pienso que la generación joven no es así.”

La política israelí no puede solo enfocarse en las cuestiones de protección o de seguridad. Sin embargo, todas las problemáticas sociales parecen ser consideradas desde un punto de vista defensivo. Cuando se le pide a Mor que describa la situación social en Israel, su respuesta es rápida: “Es muy muy complicado, y es muy duro vivir allí.”

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