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Hasta el día de hoy, Narendra Modi no ha tomado las decisiones hindu-nacionalistas esperadas. Por ejemplo, durante un discurso el 15 de agosto de 2014, insistió en la necesidad de reducir “las tensiones comunitarias” y de deshacerse “del veneno del casticismo, del comunalismo, del regionalismo y de la discriminación socio-económica”.
Sin embargo, aunque él no haya establecido las medidas que “hinduizarían” la vía pública, el BJP se encargó a escala regional. Fue así como por ejemplo, durante el pasado mes de marzo, en el estado del Maharastra, cuya capital es Bombay, la venta o posesión de carne bovina podrá ser castigada con cinco años de cárcel. La decisión fue anunciada como simple medida de protección de los animales, pero sigue siendo difícil aislarla del contexto religioso – pues la vaca es un animal sagrado para el pueblo hindú. Sin mencionar los miles de empleos que se perderán, esta reforma fue vista por muchos como un ataque a las minorías, ya que el mercado de carne bovina es ampliamente controlado por los musulmanes.
Paralelamente, una cierta tendencia a la radicalización se puede denotar en la sociedad india hindú. India pasó por un periodo de violencias inter-religiosas durante estos últimos meses: ataques a iglesias, la violación de una monja, la golpiza de los Adivasis (tribus de India), etc. Pero ahí donde se esperaban más decisiones – o por lo menos reacciones de condena por parte del gobierno – no se hizo nada. Al contrario: el 5 de febrero de 2015, por ejemplo, 200 católicos fueron arrestados y encarcelados durante un desfile pacífico en Nueva Delhi. Precisamente, los militantes protestaban contra la falta de apoyo de las autoridades durante los ataques a sus lugares de culto.
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Esta tendencia a inclinarse por una visión extrema del hinduismo también repercute en la situación de las mujeres en el país. Dos años después del escándalo de la violación en grupo y del asesinato de una estudiante en un bus en Nueva Delhi, las cuestiones de inseguridad y de género están lejos de ser resuelta. Mientras que la idea según la cual la mujer es la que tiene que protegerse del acoso se difunde, la BBC realizó un documental exclusivo el pasado mes de marzo.
Por medio de una entrevista a uno de los violadores de la estudiante de Nueva Delhi, el documental chocó y provocó varias reacciones. Normalmente, debió haber sido difundido en la televisión india durante la Jornada internacional de la mujer, pero fue rápidamente prohibido. Sin embargo, pese a los intentos fracasados de detener su difusión por Youtube – o gracias a estos – el largometraje fue un verdadero evento, y el debate no dejó de crecer día tras día en la red. La cuestión de la emancipación de las mujeres y los tabús sobre la sociedad tradicional son cruciales en la India.
Estas cuestiones necesitarían medidas considerables en materia de información, educación y proposiciones de debates públicos. Pero por el momento, las autoridades se siguen “haciendo de la vista gorda”.
El éxito de la política exterior: por una India más grande que la India
Narendra Modi – también conocido por multiplicar las declaraciones de odio contra Paquistán e incluso por habérsele prohibido la entrada a los Estados Unidos por incitar a la violencia – era, antes de llegar al poder, objeto de varias dudas sobre su capacidad para representar a su país internacionalmente. Sin embargo, desde hace más de un año, sus viajes se multiplicaron y no ha dejado de hacerse notar positivamente en cada rincón del planeta. El objetivo de sus visitas sería el de devolverle a la India su brillo. Narendra Modi quiere que su país vuelva a ser fuerte en el ámbito internacional y consagrarlo como una potencia asiática considerable.
Igualmente, la idea es motivar los países extranjeros a invertir en la India y en su proyecto “Make in India” (”Hacer en India”).
Igualmente, la idea es motivar los países extranjeros a invertir en la India y en su proyecto “Make in India” (”Hacer en India”).
Narendra Modi, bastante dirigido hacia el oriente, escogió Japón como destino de su primera visita, con quien espera crear una relación privilegiada. En cuanto a China, rival histórica de la India, él supo crear vínculos cordiales al encontrarse con Xi Jinping en ambos países. Mostrando un bajo perfil en cuanto a la cuestión delicada de las fronteras, el Primer ministro indio firmó contratos con Pekín, equivalentes a alrededor de 12 mil millones de dólares, y también hubo progresiones hacia Rusia. Respecto a sus vecinos inmediatos, Modi supo calmar las tensiones, sobre todo con Bangladesh, y no esconde su intención de hacer que la India sea el líder del grupo SAARC (”South Asian Association for Regional Cooperation”, o “Asociación Sudasiática para la Cooperación Regional”).
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Sus manos extendidas hacia las potencias en desarrollo no le impidieron mantener buenas relaciones con los países occidentales. Este año, fue recibido como invitado de honor por Barack Obama, François Hollande y Angela Merkel, y en cada una de las ciudades en las que estuvo, los indios que residen en el extranjero lo recibieron en olor de multitud. La diáspora también representa una unión con los demás países, y Modi los convenció sin problema alguno.
¿De “verdugo” a héroe?
Hacía más de treinta años que la India no había presenciado una situación de mayoría absoluta en el Parlamento. Agregándole a esto el carisma de su Primer ministro, parecería que el país tiene por primera vez una oportunidad de un cambio real. Narendra Modi incluso habla de un segundo mandato, siempre en vista de la ausencia de una oposición seria, y subraya a la vez la amplitud del poder que le fue otorgado y los proyectos que emprendió. Estas condiciones de un poder más eficaz, fuerte y centralizado deberían permitir el dinamismo y la unificación de la India, al igual que la propuesta de una imagen más clara y el retorno de la confianza del pueblo en su país.
Algo que sí es seguro es que durante su campaña, y a lo largo de este primer año, Narendra Modi logró ganar una batalla: la de la comunicación. Su imagen pública de tirano pasó a ser la de un verdadero salvador, a la vez ante los ciudadanos como ante las empresas y en el exterior, y hoy en día, a donde quiera que vaya, aparenta ser muy popular. Tampoco duda en lanzar sus “golpes de marketing”: el pasado 21 de junio, por ejemplo, su aparición en el tapete durante el primer Día Internacional del Yoga fue, una vez más, todo un éxito. Presentándose a sí mismo como un “burro de carga”, fue un personaje principal durante todo el año, mientras que sus ministros estuvieron casi ausentes de los medios.
Crédito: Business Insider
Por supuesto, es posible interrogarse sobre la capacidad de un solo hombre para representar toda la India y toda su diversidad. Si los esfuerzos de la comunicación dieron sus frutos y parecen funcionar en torno al personaje “Narendra Modi”, no habría que dejar que se hagan a costa de verdaderas acciones políticas del gobierno o en detrimento de las minorías.
Es difícil hacer el balance de los catorce primeros meses de poder. El desastre anunciado por los “anti-Modi” no tuvo lugar, ni la oleada de cambio deseada por sus electores, y el Primer ministro aún no se ha manifestado en cuanto a ciertos temas clave. Después de más de un año, su silencio sobre algunas cuestiones sociales ha permitido evitar conflictos importantes - esperados por la oposición -. Sin embargo, algunas franjas de la población comienzan a impacientarse. Por lo tanto, habrá que esperar un poco más para poder conocer la verdadera eficiencia de la política de Narendra Modi.