Las escuelas privadas británicas son consideradas como establecimientos de “utilidad pública” y benefician de deducciones fiscales. Según Tristram Hunt, este aspecto causa problema. Éste desea que estas ventajas no solo se extiendan a las escuelas privadas, sino que realmente sean atribuidas a las escuelas de “utilidad pública”, como las que desarrollan cooperaciones con los establecimientos públicos. Estas cooperaciones se materializan a través de intervenciones de profesores del sector privado en el público, o en el establecimiento de clases comunes con el fin de mezclar los alumnos de los diferentes establecimientos. Según Tristram Hunt, sin estos vínculos entre escuelas privadas y públicas, las ventajas fiscales de los establecimientos privados han de ser suprimidos.
El anuncio de Tristram Hunt suscitó numerosas reacciones en el mundo de la educación. Por un lado, en las escuelas privadas, los que se oponen al proyecto critican la imagen elitista que se le da a la enseñanza privada, y afirman que las cooperaciones entre escuelas privadas y públicas ya están muy desarrolladas en Gran Bretaña. Por otro lado, en las escuelas públicas, los profesores opinan que Tristram Hunt les trata con condescendencia cuando afirma que profesores del sector privado deberían intervenir en el público.
Más allá de la oposición entre escuelas privadas y públicas
Las desigualdades del sistema educativo británico no sólo están relacionadas con la existencia de escuelas privadas. Hay que tener en cuenta un factor geográfico, puesto que en Gran Bretaña los alumnos asisten a un establecimiento público según sus lugares de residencia. Las escuelas privadas de excelente reputación se encuentran generalmente en los barrios más favorecidos y acogen entonces a alumnos de familias acomodadas que pueden residir en dichos barrios. Por lo tanto, la pregunta que se plantea es saber quiénes son los alumnos más privilegiados, si los que asisten a una excelente escuela pública porque sus padres pueden pagarse una casa costosa, o los que integran una escuela privada con costes de escolaridad particularmente elevados. En agosto del 2014, un estudio del banco Lloyds demostró que ciertos padres de familia pagan hasta medio millón de libras esterlinas para residir en un barrio que permita a sus hijos integrar muy buenas escuelas públicas.
Escuelas privadas vs. escuelas públicas: ¿cuáles son las verdaderas diferencias?
A los 16 años, dos años antes de pasar sus exámenes finales (A-Level), los alumnos británicos dan un giro importante. En efecto, a este edad tienen que escoger qué tipo de estudios universitarios quieren hacer, o sea que universidad desean integrar. Esta elección es crucial porque condiciona las asignaturas que se estudien y permite a los alumnos integrar o no el programa universitario de su elección. Cuanto más solicitada es la asignatura, más difícil será la selección. Por lo tanto, hay que tomar decisiones estratégicas, cosa de la cual están plenamente conscientes las escuelas privadas. Dichas escuelas mantienen estrechos contactos con las universidades más prestigiosas de Gran Bretaña, y saben la exigencia que se requiere de sus futuros estudiantes para ser admitidos. Así, los profesores de las escuelas privadas son más capaces de aconsejar a sus alumnos y de orientarles hacia carreras o universidades en las cuales tienen más posibilidades de éxito. Estadísticas revelan que de manera general, las escuelas privadas presentan menos candidatos, pero éstos tienen mejor desempeño que los de las escuelas públicas.
Las escuelas privadas justifican la noción de “utilidad pública” con la atribución de becas
La meritocracia es un valor fuerte en el sistema educativo británico y es favorecida por numerosas escuelas privadas que otorgan becas a los alumnos más meritorios. Los oponentes de Tristram Hunt ponen de relieve estas becas, que consideran como una “utilidad pública” más grande que las cooperaciones establecidas entre escuelas públicas y privadas. Las becas serían un medio de ofrecer oportunidades reales a los estudiantes al reducir los costes de escolaridad, quizá hasta suprimiéndolos para ciertos alumnos.
Este argumento parece poco consistente según ciertos profesores, que consideran que la atribución de becas es un medio para las escuelas privadas de atraer a los mejores alumnos del país. Un número importante de británicos parecen ser de la misma opinión y están de acuerdo con las declaraciones de Tristram Hunt. Según una reciente encuesta realizada por el instituto británico YouGov, 41% de ellos quieren que se supriman las ventajas fiscales de las que se benefician actualmente las escuelas privadas en Gran Bretaña.
Cuestionar las ventajas fiscales que benefician los establecimientos privados puede ser considerado como un primer paso adelante para detener las desigualdades producidas por el sistema educativo británico. Sin embargo, las desigualdades sociales parecen estar en el corazón del problema. Los alumnos favorecidos se encuentran en las mejores escuelas del país, sean privadas o públicas.