Femen Canada: Las mujeres y sus cuerpos, un derecho, un combate

Laurine Benjebria, traducido por Melina Arellano
18 Juillet 2015



El grupo “sextremista” Femen se instaló en Quebec hace tres años. Desde entonces, en cada una de sus acciones las militantes acusan al país de humillar el derecho de las mujeres. La lucha de Femen, en Canadá como en otros países del mundo, tiene en la mira al patriarcado, la religión y la explotación del cuerpo de la mujer, los cuales inducen la muerte de miles de mujeres cada año, incluso en Occidente. Nos reunimos con Neda Topaloski, activista de Femen-Canadá desde hace año y medio.


Crédito Yannick Fornacciari
Crédito Yannick Fornacciari
Femen, el grupo que se reivindica como “sextremista”, quiere destruir los símbolos patriarcales haciendo del cuerpo femenino un combate y ya no más un objeto sexual. Originario de Ucrania, el movimiento feminista defiende los derechos de las mujeres, la democracia y la lucha contra la prostitución, el tráfico humano, la corrupción y las religiones monoteístas. Según Neda Topaloski, Femen tiene por objetivo “destruir el patriarcado cambiando los significados de los significantes que el patriarcado utiliza, como el cuerpo de las mujeres. Es un movimiento político de mujeres entrenadas específicamente para desbaratar los códigos que se nos imponen”. El combate de Femen pasa por el cuerpo de las mujeres, revelando pechos desnudos sobre los cuales escriben sus eslóganes.

Femen-Canadá apareció en el 2013 cuando militantes entraron en la Asamblea nacional de Quebec al grito de “Crucifix decaliss”, acusando la presencia de signos religiosos ostentosos dentro de las instituciones políticas. Aunque el movimiento aún es joven en Canadá, numerosas manifestaciones feministas han invadido las calles cada año para rechazar las políticas provinciales y federales. Efectivamente, desde el 2011, una manifestación llamada el Slutwalk protesta en contra de la banalización de la excusa que dice que una mujer fue violada por culpa de su forma de vestir. Además, durante las manifestaciones estudiantiles de la Primavera de Arce 2012 y las de 2015 se realizaron algunas reservadas exclusivamente a las mujeres.

Sin embargo, el combate de Femen no sólo se lleva a cabo en las calles. También se hace a través de la reapropiación del cuerpo femenil por ellas mismas. Según Neda Topaloski, “el discurso que se escucha sobre las mujeres proviene de un sistema patriarcal, proviene de los hombres que hablan de mujeres. Siempre somos el objeto de la mirada, del discurso, del deseo. Nosotras, las Femen, nos volvemos los sujetos de nuestro discurso. Nuestro cuerpo son nuestras ideas. Mi cuerpo es un sujeto y ya no un objeto. Les deseo a todas las mujeres que puedan volverse ese sujeto. Mujeres que comienzan a hablar de ellas, en lugar de interiorizar el hecho de dejarse mirar por los ojos de los demás”.

Créditos Yannick Fornacciari
Créditos Yannick Fornacciari
Así pues, parece que se debe realizar un verdadero trabajo para inculcar la autoestima a las mujeres y luchar contra el sentimiento de culpa inculcado por los medios de comunicación, incluidos los comerciales. Al llevar a cabo acciones con los pechos al aire, las militantes de Femen quieren volver a apropiarse de sus cuerpos, de su identidad, para transformar sus cuerpos en herramienta política. “Las mujeres se apartan de sus cuerpos desde muy pequeñas. Se les enseña a tener vergüenza de ellos. Desde que estoy en Femen, ya no tengo vergüenza de mi cuerpo. Soy como aquellos hombres que nunca han tenido que apartarse de su cuerpo. ¡Y es algo normal! Mi cuerpo, soy yo, es mi identidad”, nos confiesa Neda Topaloski. El combate de Femen-Canadá gira principalmente alrededor de tres grandes retos: el derecho de las mujeres al aborto, el lugar de la religión en la sociedad y en la vida política y la trata de mujeres.

El aborto en la línea de mira del gobierno

El 28 de noviembre de 2014, el proyecto de ley llamado “Ley que dicta la ley que favorece el acceso a los servicios de medicina familiar y de medicina especializada y modifica diversas disposiciones legislativas en materia de procreación asistida” fue entregado al ministro quebequés de la Salud, Gaetan Barette. El texto propone retirar el estatus de Actividad médica prioritaria (AMP) al aborto. Sin embargo, los médicos quebequenses sólo pueden practicar 12 horas de AMPs por semana. Si el aborto ya no forma parte de estas prácticas prioritarias, los médicos ya no se verán obligados a realizarlos. Así pues, esta medida propuesta vendría limitando el acceso al aborto. El proyecto de ley 20, por otra parte, quiere disminuir el número de interrupciones voluntarias del embarazo practicadas por los médicos. Todo esto induciría no sólo un acceso limitado al aborto para las mujeres, sino también el cierre de centros y clínicas para mujeres.

En Quebec se realizan 24 000 abortos al año. Otros servicios médicos ofrecidos en las clínicas de planificación de nacimientos también están en la línea de mira del ministerio de Salud. Los servicios de detección de enfermedades transmitidas sexualmente o de contraceptivos no son reconocidos efectivamente en el proyecto de ley 20, mientras que los programas de procreación asistida serán limitados. Las actividades de fecundación in vitro (FIV) se prohibirán para las mujeres menores de 18 años y mayores de 42. Ya no serán gratuitas, salvo en el caso de la inseminación artificial.

La instauración de cuotas en abortos provocó reacciones violentas de parte de movimientos feministas, entre ellos Femen y el Centro de mujeres. Por ejemplo, el 30 de abril pasado, Neda Topaloski interrumpió una conferencia de prensa de la ministra quebequesa Hélène David gritando “No a la ley 20”, “Mi útero, mi prioridad”. El objetivo de esta acción de Femen es denunciar una ley que se opone al derecho de las mujeres a abortar. El ministro de Salud Gaetan Barrette y el Primer ministro Philippe Couillard aseguraron no querer restringir el acceso libre y gratuito de las mujeres a la interrupción del embarazo ante grandes canales de noticias, pero aun así las cuotas serán abolidas. A los médicos que decidan no respetar las cuotas de 1008 IVEs por año se les reducirá el salario hasta un 30% de su remuneración total.

“La Marcha por la vida”

Cada año, el clero canadiense y la campaña Québec-Vie organizan una gran reunión anti-aborto en la colina parlamentaria de Ottawa, llamada “la Marcha por la vida”. La campaña Québec-Vie dice que su misión es interferir en las leyes gubernamentales con el fin de imponer sus valores y su moral. En su sitio web, el colectivo afirma que quiere preconizar “la educación del gobierno y de los ciudadanos sobre el aborto, la investigación realizada sobre las células madre embrionarias, el suicidio asistido, la eutanasia y otras amenazas a los derechos humanos y a la dignidad humana”, así como “la solicitación del gobierno con el fin de que decrete leyes coherentes con [su] objetivo de proteger a los canadienses de todas las edades y habilidades”.

Recordemos que cada año, diputados federales se unen a los miembros del clero para apoyar a los manifestantes de la “Marcha por la vida”. Femen lucha por el derecho al aborto – derecho que les sigue siendo negado a las mujeres de ciertos países como Irlanda, Bélgica (salvo en caso de peligro) y Chile. El derecho de las mujeres a abortar también está limitado en Turquía y ahora en Quebec. Se trata del número de prácticas autorizadas por un médico o el número de clínicas y hospitales que pueden efectuar esta intervención. El 14 de mayo de 2015, varias activistas Femen lograron perturbar la “Marcha por la vida”; una intrusión que también acusa, entre otras cosas, la colusión entre la religión y el gobierno.

Según Neda Topaloski, “los miembros del Parlamento canadiense y los senadores que se posicionan en contra del aborto obviamente están ligados con los lobbies cristianos. A través de ellos, empujan leyes a su favor. Honestamente, en qué país democrático del mundo puedes imaginar que el clero se reúna dentro del Parlamento con los senadores y otros miembros, únicamente hombres vestidos de tradición, siguiendo un protocolo (…) sin una sola mujer ni en el clero, ni en el Parlamento. Y hablan de cuestiones que afectan la vida de las mujeres, no tiene sentido”.

Créditos Yannick Fornacciari
Créditos Yannick Fornacciari
En Canadá la religión tiene un papel determinante. Forma parte de numerosos grupos de presión. Cabe recordar que entre los años 2008 y 2010 el lobby cristiano Familia Acción Coalición se reunió en seis ocasiones con ministros y diputados del gobierno Harper. Por cierto, Stephen Harper fue uno de los diputados que votaron a favor de un proyecto de ley en 2007, el cual buscaba hacer de una agresión u homicidio de una mujer embarazada, una doble agresión o un doble homicidio. En el 2012, Stephen Woodworth, diputado conservador, también propuso en la colina parlamentaria una moción que preconizaba la creación de un comité parlamentario sobre la definición legal del ser humano.

El Grand Prix de Montreal es acusado de participar en el turismo sexual

En Canadá, los movimientos feministas que luchan contra la prostitución y la trata de mujeres son numerosos. La ciudad de Montreal poseía en el 2013 más de 420 comercios vinculados con la industria del sexo. Todos estos cuantiosos bares de bailarinas, salones de masajes y de escorts implantados en Montreal contribuyen a hacer de la metrópolis un destino turístico preciado. Según los cálculos de la Gendarmería Real de Canadá (GRC), unas 1 500 personas son víctimas de trata de personas en el país.

La tasa de mortalidad es cuarenta veces más alta que la media canadiense para las mujeres que se prostituyen; tienen 20 veces más riesgos de ser asesinadas. Para Femen-Canadá, esta alta concentración de comercios del sexo en Montreal es sintomática de nuestras sociedades occidentales.

Según Neda Topaloski, “la economía de consumo funciona gracias al cuerpo femenino, todo el tiempo y en todas partes. Lo que es específico del mundo norteamericano es que todo el mundo se hace el tonto, como si fuese algo muy normal. Cuando ocurren actos de violencia, como la escisión o el hecho de prohibir que todas las mujeres enseñen su cabello, la gente tiene más facilidad para ver la violencia y la injusticia pues estos son muy materiales y se traducen por signos representativos exteriores que las demuestran y se ven sin dificultad. Esta economía de consumo es una manipulación psicológica, una disgregación de la autoestima de las mujeres. Esto nos demuestra que las mujeres son objetos sexuales únicamente, cosas que sirven para vender, solo porque así es la cultura actual. Hay tantas consecuencias de ello, empezando por las enfermedades como los trastornos alimenticios y psicológicos, la intimidación en la escuela… Aquí, ese “dejarse llevar” hacia una cultura actual que está llena de una violencia extraordinaria, es preponderante”.

El Grand Prix del automóvil de Montreal exacerba todas las reivindicaciones del movimiento sextremista. Durante esos tres días, la afluencia de trabajadoras del sexo es tal, que se calcula entre 1 000 y 2 000 dólares el precio que un turista puede pagar a una bailarina que le ofrece la Girlfriend experience. Las acciones de Femen-Canadá durante el Grand Prix de Montreal tienen en la mira particularmente a la “industria del sexo de Montreal, el turismo sexual y el mismo Grand Prix, que comercializa a las mujeres como objetos sexuales, ya sea como meseras o como prostitutas”. Por lo tanto, el año pasado las militantes de Femen-Canadá revelaron sus cuerpos para acusar al Grand Prix de contribuir a la trata de mujeres y a la hipersexualización de sus cuerpos.

Video: entrevista con Neda Topaloski


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