España : educación en crisis

Johan Chermette-Wagner y Laura Voces Sastre
7 Décembre 2013



La ruptura entre el gobierno en el poder y la población es cada vez mayor. El reciente aumento de las tasas universitarias en España, y sobre todo en Madrid, así cómo la última reforma de la escuela pública no hacen más que mantener la cólera de los estudiantes, primeras victimas de la crisis.


“Ahí dónde los recortes presupuestarios se hacen realidad” | Credito foto -- Johan Chermette-Wagner
“Ahí dónde los recortes presupuestarios se hacen realidad” | Credito foto -- Johan Chermette-Wagner
En el pasado mes de julio, el aumento de las tasas en las universidades públicas de Madrid fue acogido con indignación por la Consejera de Educación de la Comunidad de Madrid, Lucía Figar. España posee una tasa de paro superior al 25% en el seno de la población activa y de un 45% en los jóvenes de 16 a 25 años. El aumento de las tasas universitarias en un 68% aparece como un verdadero jarro de agua fría para cada vez más estudiantes, que se ven obligados a poner fin a sus estudios.

En una entrevista ofrecida por el periódico El País, la rectora de Málaga revela una disminución del 8,69% en las inscripciones provocada, según ella, por la subida del 33% en las tasas universitarias en comparación con el semestre pasado y a los cambios en las modalidades de obtención de becas por el Ministerio de Educación. La política de austeridad introducida por el Presidente del Gobierno de derecha - Partido Popular – Mariano Rajoy, no deja libre a ningún sector de la sociedad, y aún menos a la educación.

MENOS DINERO, MENOS DERECHOS Y MAS DESIGUALDADES

Las reglas han cambiado. Las tasas universitarias aumentan (pasan de 1600€ à 1900€ al año) y la tasa de paro sigue siempre igual de elevada. En cada comienzo del curso, la bienvenida de los estudiantes es cada vez más fría. Un cierto pesimismo se nota en el ambiente y parece haberse instalado tanto en alumnos, como en profesores. “Acabad vuestros estudios e id a perseguir vuestros sueños en fuera”, esta es la frase con la que dan la bienvenida un buen número de profesores de Derecho, Economía, Ciencias Políticas e incluso de Ingeniería. Ante esta situación, los sindicatos de estudiantes, los padres de alumnos, los profesores y el personal administrativo se mobilizan y tratan por todos los medios de denunciar estas medidas.

La universidad pública parece dirigirse cada vez más hacia una verdadera “privatización” según la Asociación de Estudiantes de Derecho (AED) de la Universidad Autónoma de Madrid. Las empresas privadas ganan terreno en los consejos administrativos, lo que impide que los estudiantes puedan expresarse. Bancos, restaurantes de comida rápida o cadenas de supermercados comienzan a instalarse en los campus y a aportar su parte de inversión. Esto se suma a los precios, cada vez más elevados, de las matrículas. La universidad española parece dirigirse hacia un modelo educativo anglosajón más discriminatorio, pese a que, por el momento, nos encontremos lejos de los 70 000$ a pagar por año de estudios. Las tasas aumentan, pero las becas no siguen el mismo ritmo. Estas últimas, cuidadosamente revisadas por el Ministerio de Educación, ya no tienen en cuenta la distancia del domicilio familiar, y son muy difíciles de obtener. Algunos estudiantes son incluso expulsados del sistema universitario público al ser incapaces de hacer frente a los pagos, alimentando el descontento de la mayoría de los alumnos.

La precariedad es flagrante y deja de lado a un buen número de alumnos. La universidad “gratuita y universal” que defiende la ADE de la Universidad Autónoma de Madrid está en peligro y la palabra de los estudiantes, totalmente ignorada. “Nos dirigimos hacia un verdadero proceso de elitización del sector de la educación, dejando al margen a estudiantes que ya no se pueden permitir estudiar”, afirma María, miembro activo de la AED. Cada vez menos ayudas, un empobrecimiento general y crecientes desigualdades, esta parece ser la situación de la escuela pública.

LA LEY WERT: ¿UN RETROCESO?

La cólera de los estudiantes se mezcla con la de los padres de alumnos y de los profesores. La última reforma de la educación – conocida bajo el nombre de “ley Wert”, Ministro de Educación – no ha necesitado el voto de la oposición ni el apoyo de otros partidos politicos más que el Partido Popular para poder ser aplicada. La mayoría política en el Congreso de los Diputados ha sido suficiente para su aprobación.

Esta nueva rforma introduve un poco más de conservadurismo en la educación, que recuerda, en cierta medida, al sistema educativo de hace cuarenta años. Esta nueva ley desea favorecer el retorno de la enseñanza religiosa obligatoria en el seno de la escuela pública. Así, la religión se está convirtiendo en una materia obligatoria en el bachillerato, obligatoria para integrar unos estudios universitarios.

La religión está muy presente en el seno de esta sociedad que no conoce separación entre la Iglesia y el Estado, como es el caso en Francia. Esta nueva medida permite a la Iglesia reintegrarse en el sector educativo público, en el cual había perdido influencia trás el fin del franquismo. Asimismo, la reforma desea favorecer la escuelas no mixtas, lo que aperece como una aberración para la generación posfranquista.

La escuela y la universidad pública están siendo atacadas por todos los lados. Por un lado, por el conjunto de recortes presupuestarios debido a la crisis económica. Estos recortes han provocado una disminución en la atribución de fondos y una privatización cada vez más importante del sector educativo público. Por otro lado, la educación española se ve debilitada por un verdadero retroceso conservador. La enseñanza católica obligatoria y las escuelas no mixtas serán de rigor en un país que no sabe que hacer para salir de una crisis económica convertida en crisis social, moral y política.

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