El “ruin pub”, la carnada de Budapest para los estudiantes

François-Xavier Legrand, Traducido por Fanny Lutaud
31 Janvier 2016



Principalmente conocida por sus numerosos baños termales, Budapest, la capital del Estado Magyar es una ciudad llena de vida y, como ya dice György Konrád, una capital inteligente. Estudiantes o jóvenes activos pueden reunirse en un “ruin pub”. ¿Solo para tomar algo o bien para pasar toda la noche? Panorama de este concepto único.


Crédito DR
Crédito DR
La llegada de un estudiante Erasmus es significativa. Antes de matricularse en sus cursos, la primera actividad del estudiante consiste en tomar algo en un bar de moda de la ciudad. En mi caso, la ciudad se llama Budapest. Puesto que no conocía las costumbres locales del país en cuanto a los bares, no podía imaginarme que me pedirían entrar a un “romkért”.

El “romkért” es la categoría de bares más de moda en Budapest. Cuando se traduce literalmente este nombre al castellano se obtienen las palabras “jardín de ruinas”. En efecto, cada “romkért” posee su jardín con un espacio exterior generalmente amplio. Éste no está cubierto, o muy poco, solo por unas telas. Como la vegetación es a menudo abundante, se entiende rápidamente que todos los elementos están reunidos para transformar el espacio en jardín. No obstante, el “romkért” sigue siendo un bar. La gente viene aquí principalmente para tomar algo entre amigos, como en todos los bares. De allí proviene la denominación más conocida de “ruin pub”, que se puede traducir al castellano por “bar en ruinas”.

Crédito DR
Crédito DR
Por lo tanto, el “ruin pub” posee un carácter muy propio. Su particularidad reside en el hecho de que no se puede encontrar tal ambiente en otro lugar y que no deja ningún espacio para las molestias. Más que un bar en ruinas, es un bar hecho a partir de ruinas. Los materiales utilizados tanto para la decoración como para la estructura en sí recuerdan un viejo edificio abandonado, como si nadie hubiera querido renovarlo. Ilusión óptica o verdadero lugar desafectado, lo cierto es que los viejos andamios de madera o las bóvedas de piedra a punto de derrumbarse están presentes para dar une sensación de autenticidad, que no se encuentra en ningún otro lugar.

Lo caducado en total frescura

No hace falta tener una corbata Windsor o llevar el último esmoquin para entrar en un “ruin pub”. Lo principal es seguir siendo uno mismo para sentirse cómodo. El pinchadiscos, y no el “DJ” porque sería demasiado actual, también forma parte del paisaje. El artista no mezcla una lista de reproducción sacada de un Macintosh, sino que usa discos de 45 RPM. Los antiguos discos legendarios se escogen con delicadeza para crear un ambiente especial de jazz moderno mezclado con pop inglés.

Esa es la descripción del típico “ruin pub” de Budapest. La que da ganas de pasarse las noches siendo nostálgico -pero sin ser melancólico- y dejarse hechizar por la música.

El “ruin pub”, la carnada de Budapest para los estudiantes
Como me lo explicó Maxim, estudiante Erasmus alemán, el “ruin pub” a menudo es una mezcla entre bar de moda y discoteca. Es un lugar donde se puede charlar tomando algo sin tener que gritar para entenderse, pero también donde es posible bailar al ritmo de la música.

Szimpla Kert, el más famoso, frecuentado e insólito de los “ruin pubs”

Szimpla Kert es el “ruin pub” por excelencia de Budapest. Creado en 2001, es imposible compararlo con otro. En efecto, Szimpla Kert significa “jardín único”. Es tan único, que se ha convertido en el paso obligatorio para cada persona que pretende conocer la ciudad.

Hay lugares de los cuales habla todo el mundo, lo cual nos intriga hasta que por fin decidimos ir. Estamos tan convencidos por todas las críticas positivas, que al final salimos decepcionados. Al contrario, Szimpla Kert no forma parte de esta categoría. Entramos y después salimos sin haberlo visto todo. Una tienda en la entrada, un bar de cervezas, un coche de los años 70, una bicicleta colgada del techo y ensamblada con un rallador de gruyere, telas a modo de techo, luego un bar de alcohol y un bar de dulces en el piso de arriba y una gran caja de batería para anunciar el escenario de conciertos. Dicha lista sólo corresponde a los grandes puntos de la decoración. Son los miles de pequeños detalles que hacen que este lugar sea tan encantador. Sin olvidar la posibilidad de comprar una zanahoria cuando se acaba la noche, para “honrar la tradición húngara”.

Sin embargo, Szimpla Kert no sólo propone pasar una noche agradable con una copa o un narguilé. Este “romkért” insólito también ofrece un “sunday farmer market”. O sea que es posible pasar el domingo por la mañana allí y hacer sus compras en el mercado o tomar un brunch en familia. El resultado es espectacular. Los bares interiores permanecen abiertos pero en esta ocasión es para procurarse un zumo de naranjas frescas. Los agricultores que despliegan sus puestos son muy diversificados, mientras que tres músicos jóvenes crean un ambiente aún más acogedor. Se ve de inmediato el éxito de esta invención puesto que el “farmer market” está lleno hasta las 2 de la tarde, cuando cierra.

Budapest supo utilizar los viejos edificios en ruinas para acoger a la juventud al atardecer, pero también a todas las edades al amanecer. Un ejemplo de rehabilitación que hay que seguir.

Notez