Esto podría parecer anodino, pero la cuestión del sitio de la lengua catalana es muy importante en conjunto de los países catalanes, agrupando: la Comunidad valenciana, las islas Baleares y la Cataluña del Norte (situado en Francia alrededor de Perpiñán). Estas regiones tienen una identidad y un apego a la lengua catalana importante para una parte de la población. El catalán se usa con regularidad por el 46 % de la población en las Islas Baleares, y el 25 % en la Comunidad valenciana.
Si la Generalitat de Cataluña establece políticas audaces del apoyo de su lengua y si ésta es cada vez más hablada en Cataluña, no es el caso en conjunto de los países catalanes. Estas regiones, a menudo, están excluidas de estas políticas por no formar parte de Cataluña en sí.
En España, la mayoría de los debates sobre la utilización de esta lengua se concentra en estas regiones. A éstas le cuestan asumir su identidad catalana, y a cada cambio de mayoría en los gobiernos locales, la utilización del catalán en la vida pública está replanteada. La última ofensiva contra su utilización fue llevada también allí en las islas Baleares, dónde el PP hizo aprobar una ley que ya no obliga a los funcionarios a deber hablar catalán para aspirar a puestos en la administración pública.
Para la Plataforma per la Llengua, una ONG de promoción de la lengua catalana, estas múltiples reformas sirven sólo para debilitar la utilización de la lengua. Denuncia reformas, las cuales están en ruptura con la cultura local y sin ninguna utilidad justificada.
La situación de la Cataluña del Norte permanece todavía más inquietante. El catalán está hablado con regularidad en el departamento de los Pirineo Orientales sólo por el 3,5 % de la población. Históricamente, el uso del catalán fue reducido a la nada por las diferentes políticas de afrancesamiento llevadas por el gobierno francés desde el siglo 18. La lengua no tiene estatuto real y oficial ya que es reconocida sólo por la región y la mayoría de la educación es dada en francés. Último golpe duro contra el catalán lado francés: Francia no ratificará la carta europea de las lenguas regionales. Era sin embargo una promesa de campaña de François Hollande. So pretexto de incompatibilidad con los valores republicanos y de amenaza sobre la indivisibilidad de la nación, Francia siempre vaciló en ratificar este texto.
Si la Generalitat de Cataluña establece políticas audaces del apoyo de su lengua y si ésta es cada vez más hablada en Cataluña, no es el caso en conjunto de los países catalanes. Estas regiones, a menudo, están excluidas de estas políticas por no formar parte de Cataluña en sí.
En España, la mayoría de los debates sobre la utilización de esta lengua se concentra en estas regiones. A éstas le cuestan asumir su identidad catalana, y a cada cambio de mayoría en los gobiernos locales, la utilización del catalán en la vida pública está replanteada. La última ofensiva contra su utilización fue llevada también allí en las islas Baleares, dónde el PP hizo aprobar una ley que ya no obliga a los funcionarios a deber hablar catalán para aspirar a puestos en la administración pública.
Para la Plataforma per la Llengua, una ONG de promoción de la lengua catalana, estas múltiples reformas sirven sólo para debilitar la utilización de la lengua. Denuncia reformas, las cuales están en ruptura con la cultura local y sin ninguna utilidad justificada.
La situación de la Cataluña del Norte permanece todavía más inquietante. El catalán está hablado con regularidad en el departamento de los Pirineo Orientales sólo por el 3,5 % de la población. Históricamente, el uso del catalán fue reducido a la nada por las diferentes políticas de afrancesamiento llevadas por el gobierno francés desde el siglo 18. La lengua no tiene estatuto real y oficial ya que es reconocida sólo por la región y la mayoría de la educación es dada en francés. Último golpe duro contra el catalán lado francés: Francia no ratificará la carta europea de las lenguas regionales. Era sin embargo una promesa de campaña de François Hollande. So pretexto de incompatibilidad con los valores republicanos y de amenaza sobre la indivisibilidad de la nación, Francia siempre vaciló en ratificar este texto.