Cataluña: la independencia se juega también en el exterior

Valentin Berthoux, traducido por Jessyca Darmon
17 Juin 2013



El 3 de junio de 2013, Artur Mas, el presidente de la Generalitat de Catalunya estaba en Paris para firmar nuevos acuerdos con la UNESCO. Este acuerdo da nuevas competencias a Cataluña en el organismo. Pero sobre todo, le permitirá enviar sus propios representantes a la UNESCO y todo eso al margen del gobierno español.


Foto : Claudi Cervelló sobre Flickr
Foto : Claudi Cervelló sobre Flickr
Este acontecimiento podría parecer anodino, sin embargo en un contexto  de fuerte tensión entre el gobierno español y el gobierno catalán, dio mucho que hablar en España. Madrid lo ve como una nueva ofensiva por parte de Mas y de los catalanistas, en un contexto en el cual el gobierno catalán no deje de reclamar un referéndum sobre la independencia de la autonomía y en el cual el gobierno español recientemente lanzó numerosas acciones que permiten preparar la eventual introducción de un Estado soberano independiente.

Por su parte, Artur Mas minimiza y justifica su acción en el exterior: según él, este nuevo acuerdo con la UNESCO no tiene relaciones con el proceso independentista. Lo añade también afirmando que este acuerdo no es suficiente y que si el gobierno español hubiera dado un estatuto más importante a Cataluña, como Canadá lo hizo con el Quebec, la UNESCO habría aceptado una delegación permanente de Cataluña. 

Al margen de esta firma en la UNESCO, Artur Mas había previsto encontrar en la tarde el ministro francés de defensa, Jean-Yves Le Drian. Esa reunión fue anulada por el ministro por culpa de “problemas de horario”. Por parte de los catalanes, algunos denunciaron presiones por parte de Madrid ante el ministerio francés. Lo seguro es que esa reunión, que no se organizó vía medios oficiales, a Madrid no le gustó. El ministerio de Asuntos Exteriores español declaró que “jugar en solo, raramente da resultados” al Presidente catalán. Según él, si el presidente hubiera utilizado medios oficiales previstos a este efecto, le habría evitado una anulación de último minuto. Se da el tono.   

Madrid quiere tomar la situación entre manos

No es la primera vez que Madrid y Barcelona se enfrentan sobre este tema. La política exterior es en teoría una competencia reservada al gobierno español y no a las Comunidades Autónomas (CCAA). Sin embargo en práctica las relaciones directas, principalmente económicas y culturales, entre las CCAA y otros países no son raras: las necesidades económicas y el contexto europeo empujan las CCAA a tener nuevas relaciones con el exterior. Además, la red de personas que representan las CCAA en el extranjero es muy importante; y es también el tema de debates en España en la medida en que el nuevo gobierno de derecha ve un medio para pasar encima de las redes nacionales oficiales. Es ciertamente esa ambigüedad de la política exterior regional, entre necesidad económica y su uso a fines políticas, que dan pie a la polémica.

En febrero de 2012, el gobierno español presentó una ley, todavía en discusión, que permitiría limitar la política exterior de las CCAA. Ellas solamente podrán cultivar relaciones con otros países después de haber informado Madrid y si Madrid lo autoriza. Frente a esto, el gobierno catalán aprobó un proyecto de desarrollo de una red de representantes catalanes en el extranjero. Artur Mas igualmente viajó muchas veces para presentar su proyecto de referéndum sobre la autodeterminación de Cataluña en frente a instituciones europeas. El pulso sobre la independencia se juega también en el extranjero y sólo comienza. 

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