Cataluña: cuento de un federalista

Valentin Berthoux, traducción por Aino Lehtonen
14 Janvier 2015



El 9 de noviembre 2014, los catalanes votaron en un referéndum sobre la independencia de su región. El referéndum, sin efectos legales y prohibido por el gobierno central, logró una enorme participación de más de 2 millones de personas. Los ciudadanos podían elegir entre la independencia y el statu quo. También fue propuesta una tercera opción correspondiente a un sistema federal.


Cataluña: cuento de un federalista
Le Journal International salió al encuentro de Javier Romero, un catalán que vive en Francia y quien eligió la tercera opción. Nos explicó las razones de su decisión – que, sin embargo, demuestra poca adhesión – y como le parecía el proceso desde fuera.

Porque escogiste la opción del federalismo en el referendum del 9 de noviembre 2014 ? 

Voté “si-no” (opción federal) porque pienso que hace falta que cambie el gobierno español. La Cataluña no está lista para ser independiente en cuanto al contexto socio-económico mundial y europeo actual. Europa no está lista para aceptar una Cataluña independiente y, así, la opción “si-no” es la mejor solución para cambiar las relaciones entre Cataluña y España sin forzar Europa a incluir un nuevo país. Además, ¿qué significación tendría la independencia? De todos modos seguiríamos siendo dependientes de otros organismos. Hoy, es el estado español que nos está protegiendo, y parece lógico mantener esta situación mientras la Unión Europea no está lista para aceptar una Europa de pueblos en lugar de estados. Lo que tenemos que mejorar son las relaciones entre Cataluña y España adentro del estado español y no fuera. 

¿Qué cambios haría un sistema federalista? ¿Qué le hace falta a la Cataluña de hoy?
 
Daría la posibilidad de gestionar los recursos económicos, y España tendría que respetar la identidad y la nación catalanas. Hoy, el sistema de comunidades autónomas es un sistema de “café para todos” y por consecuencia no reconoce la identidad catalana como diferente de la identidad española. Es un sistema casi federal sin reconocer esta identidad. La falta de reconocimiento es una falta de respeto por parte del estado español hacia la Cataluña. El federalismo implicaría el reconocimiento de la identidad y de las competencias sobre la cultura y la educación. 

Además, eso le permitiría a Cataluña gestionar su propia finanza. No necesariamente significa una menor contribución, sino sería el resultado de un acuerdo entre España y Cataluña. Hoy, el Estado español no respeta el estatuto de la Cataluña en cuanto a las finanzas. Sigue ignorando el acuerdo de manera unilateral. En un estado federal, no podría volver a suceder eso, porque habría que negociar y encontrar un acuerdo en todos los asuntos. 

La opción federalista terminó con un 11% de los votos en el referéndum. ¿Por qué esta opción no logró más éxito?
 
Porque la gente que no votó era federalista, o a favor del “no”. Si hubiera sido un voto legal, el federalismo habría sido más exitoso. Además, mucha gente sabía que la consultación había sido prohibida y no tendría ningún efecto. Los votantes a favor de la independencia emitieron un voto de castigo. Mucha gente que votó “si-si” hubiera votado “si-no” en un verdadero referéndum. 

Pero es verdad que el federalismo no es mayoritario.
 
El problema es que nadie cree en el sistema federalista. Los independentistas piensan que no es algo que se podría hacer en España. Nadie cree en ello, y por consecuencia la sociedad se radicaliza. Si tuviéramos una solución concreta y realizable en este sentido, pienso que podría convencer a mucha gente.

¿Por qué existe este movimiento independentista en Cataluña desde hace ya 4 años?
 
Porque la gente que hoy es independentista cree que a causa de España, Cataluña sufre más de la crisis. Piensan que en España las cosas se gestionan muy mal y que por eso la crisis ha sido tan fuerte en el país. Sin embargo, estas ideas comprenden mucho populismo y demagogia. No es verdad que España está al origen de todos estos problemas. 

Lo que es verdad es que España ya no invierte en Cataluña para que pueda salir de la crisis. El dinero de los catalanes va a Madrid, donde se distribuye sin tener cuenta de que Cataluña hoy está ahogada. Nos hacen falta inversiones para continuar siendo un motor económico de España, y por eso deberíamos ser prioritarios. Además, estamos en una situación en la cual – a pesar de tener más recursos fiscales –Cataluña ofrece menos prestaciones sociales que el resto de las regiones españolas. Causa una crispación. 

¿Qué piensas del nacionalismo catalán? En Francia muy a menudo es mal visto ser nacionalista. ¿En qué se diferencia el nacionalismo catalán?
 
Es nacionalismo de izquierda y eso le da más legitimidad al movimiento que un nacionalismo de derecha, que es fascista. De hecho, es un poco contradictorio: de un lado Cataluña demanda más recursos, pero de otro hay un movimiento de izquierda que opina que hay que compartir más.

Desde el extranjero, ¿qué te parecían los preparativos para la votación? ¿Qué pensaste de la campaña liderada por las asociaciones independentistas a nivel internacional?
 
Estuvo muy bien hecha. Muchos artículos fueron escritos a este respecto en la prensa internacional. The Economist publicó un artículo hay poco tiempo en el que insistía que se les permita votar a los catalanes. The Guardian y el Financial Times también publicaron artículos similares. Hay un movimiento al nivel internacional sobre todo en la prensa. Al contrario, al nivel de instituciones de Estados, no hay ninguna campaña. Artur Mas solicitó el apoyo de numerosos países pero nadie le escuchó. Pienso que nadie quiere intervenir en los problemas internos de España. Otra cosa que ha cambiado después de la campaña es que hoy todo el mundo conoce el problema de Cataluña. Hace 4 o 5 años, muy poca gente conocía el deseo de autodeterminación de la región. 

Así que ¿piensas que ahora la gente entiende mejor el problema, al nivel internacional?
 
Si, son más conscientes de la situación. Todo el mundo es más consciente. Si se pregunta hoy “¿cuáles son las regiones o los pueblos que quieren ejercer el derecho a la libre determinación?”, la gente responderá: Quebec, Escocia y Cataluña. Todo el mundo conoce Cataluña.

¿Qué sucederá durante los meses que vienen? ¿Hay una solución?
 
No lo sé. Habrá elecciones en Cataluña y en España, y hay que esperar que aquellas elecciones ocurran lo más rápido posible. Hace falta un cambio al nivel español para que las cosas avancen. La sola solución es una toma de poder de España por un nuevo partido y que esté abierto para negociar una relación diferente con Cataluña. Desgraciadamente pienso que eso no será posible, ya que España hasta ahora ha cerrado todas las puertas. Nos encontramos entre la espada y la pared. 

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