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No hablaré de esos 17 fallecimientos. No hablaré de los tres asesinos. No, no voy a hacer un editorial en honor a los difuntos. Otros ya lo han hecho, y otros lo harán también, mucho mejor que yo. Quiero recordar los aspectos positivos de esta catástrofe. No para silenciar los horrores que vivimos, sino para no tener que mirar por encima de nuestros hombros, para no tener que vivir con miedo. Porque después de cada tragedia, la esperanza surge.
En este caso, ¿Cómo no vamos a esperar una mayor toma de consciencia general en cuanto a la necesidad de la libertad de prensa, en otras palabras, de la libertad de expresión?¿Cómo no vamos a esperar un sobresalto de orgullo por parte de aquellas personas que tienen un espíritu crítico adormecido? Millones de personas se movilizaron para demostrar que no se lo pondremos fácil, que lucharemos por nuestros derechos y nuestras libertades. ¿Cómo no vamos a percibir este impulso como una esperanza, un vector de nuestro trabajo?
El mundo periodístico marcado para siempre
Recordemos que esa fecha será un momento crucial para el mundo periodístico. Una generación de Charlie nace. Esa generación, marcada por los atentados, estará más motivada para procesar los datos y luchar contra la censura. Porque no, no han matado a la prensa, no, no nos han desmoralizado. Al contrario. Hoy en día se ha puesto en marcha la estrategia de la hidra: cortaron una cabeza, pero haremos que crezcan otras. Aún más sólidas. Aún más decididas. En cada país, un escritor nacerá de aquellos medios propicios para la libertad.
La libertad se destruye con balas. Hagamos que la libertad sea invencible. Llevemos más que nunca la pluma en la herida, señalemos con el dedo lo que nos molesta, mostremos lo que perturba.
Continuemos el trabajo.
En el Journal International, cada miembro creció con este acontecimiento. Cada contribuyente percibió en él mismo o ella misma un deseo aún más grande de expresarse e informar. Quisieron asustarnos. Nos dieron una motivación indefectible, la de comunicaros cada dato importante que encontramos, de profundizar cada información para analizarlas para vosotros, pase lo que pase. Porque para nosotros, nuestra batalla es la información, nuestra arma, la libertad.
En el Journal International, cada miembro creció con este acontecimiento. Cada contribuyente percibió en él mismo o ella misma un deseo aún más grande de expresarse e informar. Quisieron asustarnos. Nos dieron una motivación indefectible, la de comunicaros cada dato importante que encontramos, de profundizar cada información para analizarlas para vosotros, pase lo que pase. Porque para nosotros, nuestra batalla es la información, nuestra arma, la libertad.
Voltaire resume perfectamente nuestra voluntad: “je ne suis pas d’accord avec ce que vous dites, mais je me battrai jusqu’à la mort pour que vous ayez le droit de le dire.” (No estoy de acuerdo con lo que decís, pero lucharé hasta mi muerte para que tengáis el derecho de decirlo)
El periodismo no ha muerto. No se ha enterrado la libertad. Al contrario, ha crecido más que nunca.
El periodismo no ha muerto. No se ha enterrado la libertad. Al contrario, ha crecido más que nunca.