La UE cuestiona el sistema de etiquetado británico de productos alimenticios

Marie-Laurentine Bérenger, traducido por Carla Ortuño Güendell
26 Novembre 2014


El Reino Unido lanzó un código nutricional tricolor de sus productos alimenticios con el fin de luchar contra la obesidad. Varios países europeos denuncian este sistema ya que podría penalizar sus exportaciones. La UE se enfoca en esta cuestión.


Crédit Lyzadanger/Flickr/CC
Un estudio reciente, publicado en el periódico británico de medicina The Lancet, indica que el Reino Unido es uno de los únicos países occidentales, junto con Islandia y Malta, que muestran unas tasas de obesidad y de sobrepeso tan altas. Alrededor del 67% de los hombres británicos y el 57% de las mujeres británicas están en sobrepeso. En cuanto a los jóvenes, la obesidad afecta al 26% de los niños y al 29% de las niñas. La tasa no ha dejado de aumentar en los últimos treinta años y se cree que podría duplicarse de aquí al 2050. Ningún país ha logrado hasta ahora luchar contra este fenómeno. 

Colores para una mejor legibilidad

En el Reino Unido, la obesidad se ha convertido en el principal problema de salud pública. Por lo tanto, el ministerio británico de la salud ha inaugurado un sistema de tres colores (rojo, naranja y verde) con el fin de ayudar a los consumidores a encontrar los productos en el mercado, a compararlos y tomar buenas decisiones. 

Esta información se encuentra directamente en la etiqueta e indica las cantidades de azúcares, grasas, sal y calorías que contienen los productos. 

Un dispositivo demasiado “simplista” y paradójico

Las reacciones se multiplicaron rápidamente en toda Europa. Tanto en los países miembros como en las organizaciones agrícolas, los que están en contra del sistema denuncian que este, según ellos, influye en las intenciones de los consumidores cuando compran, en vez de informarles. El aceite de oliva recibe una etiqueta roja, porque contiene una cantidad de materias grasas superior a un 17,5g por 100g, y sin embargo, es una excelente fuente de antioxidantes y de polifenoles beneficiosos para el sistema cardiovascular (si se consume moderadamente), y sus virtudes son reconocidas por toda la comunidad científica. 

En Italia, muchos temen que el lado “simplista” y bastante arbitrario del dispositivo induzca al consumidor a equivocarse en vez de facilitarle la vida. Por ejemplo, la Coca Cola Light recibe una etiqueta verde ya que en vez deazúcares, contieneedulcorantes de síntesis, al igual que un colorante caramelo, E150d, reconocido como cancerígeno por la OMS. Esto, sin embargo, no está mencionado en el etiquetado, lo cual demuestra el límite del dispositivo. 

La reacción tardía de la UE

Italia, completamente opuesta al código de colores británico que pone en riesgo las exportaciones de sus productos regionales como los quesos, el aceite de oliva y los embutidos, alertó a la Comisión Europea sobre la situación hace más de un año. Después de haber asegurado que el sistema de colores no constituía un obstáculo para los intercambios comerciales teniendo en cuenta su carácter facultativo, la Comisión se retractó y lanzó recientemente un procedimiento de infracción contra el Reino Unido, otorgándole dos meses para dar una explicación sobre su código nutricional. 

Sea cual sea el resultado del procedimiento sobre la instauración definitiva del código de colores, la lucha contra la obesidad debe pasar primero que todo por la educación del consumidor, tanto en la escuela como en la casa, paratodas las edades. El único obstáculo que existe es que si se toma en cuenta la buena voluntad se corre el riesgo de que no funcione. En este caso, habrá que inventar un nuevo dispositivo en los supermercados.