En Afganistán, un velo se posa sobre los derechos de las mujeres

Laure Curien, traducido por Céline Herbin
9 Juin 2013


El sábado 18 de mayo, diputados conservadores afganos se esforzaron por entorpecer la adopción de una ley cuyo marco protegería las libertades de las mujeres. El texto al centro del debate estaba destinado a arraigar en la ley varias medidas, entre las cuales la supresión del matrimonio forzado y del crimen de honor, y también el aumento de la edad legal de matrimonio a los 16 años.


Al corazón de la discordia, una ley para reforzar los derechos de las mujeres y prohibir las antiguas costumbres. Más de diez años después del derrocamiento de los talibanes, el Parlamento se enciende por una ley que aspira a proteger las libertades de las mujeres. Fervientes defensores de una aplicación estricta de la ley islámica, los diputados musulmanes tradicionalistas se opusieron a varios artículos de la ley, que juzgaban contrarios a la aplicación de la sharia. Ciertas cláusulas no corresponderían con los principios del islam, e incluso incitarían a las mujeres a tener relaciones sexuales fuera del matrimonio.
En el hemiciclo, Fawzia Kofi, presidenta de la Comisión de la Mujer en el Parlamento y candidata declarada a la elección presidencial de 2014, defendió, contra los diputados conservadores, la prohibición de las violencias domésticas, el establecimiento de la edad legal de matrimonio para las mujeres a los 16 años, la creación de residencias de acogida para las mujeres víctimas de violencias conyugales, y la limitación del número de esposas para los hombres polígamos de 4 a 2.

El debate que oponía los parlamentarios conservadores a los diputados laicos liberales obligó el Presidente del Parlamento, Abdul Rauf Ibrahimi, a suspender y aplazar el debate hasta una nueva fecha que aún no está fijada, sin que la ley fuera adoptada.

Después del debate parlamentario, numerosos diputados expresaron públicamente su oposición al proyecto. El diputado Mullah Tarakhai Mohammadi no dudó en amenazar a los que voten a favor de la adopción de la nueva ley:”Se debe quitar los elementos contrarios a la sharia en el texto para presentarlo de nuevo ante nosotros. Pero si los artículos contrarios al islam permanecen en la ley, los que voten a favor quitarán la comunidad islámica, aunque fueran nuestros hermanos y hermanas”. Nasirullah Sadiqizada Neli, otro parlamentario conservador de la provincia de Daykundi, se opone a la prohibición de la persecución judiciaria contra las mujeres violadas para evitar “un caos social”. En su opinión, la ley incitaría a las mujeres a tener una vida sexual fuera del matrimonio, y pretextar la violación para justificar su acto.
 
Actualmente, la mayoría de las jóvenes Afganas en prisión preventiva juvenil fueron detenidas por “crímenes morales”. Las mujeres encarceladas por este mismo cargo de acusación representan más de la mitad de las prisioneras. Por lo tanto, ciertas mujeres fueron inculpadas por haber tenido una relación sexual fuera del matrimonio tras una violación o una prostitución forzada.

“Eliminación de la violencia de género”

Este proyecto propuesto al Parlamento ya existía bajo forma de decreto presidencial. La aplicación de este texto firmado por Hamid Karzai en 2009 tenía como objetivo eliminar la violencia de género. Única protección legal de las mujeres afganas contra los abusos masculinos, el acuerdo de la asamblea todavía queda necesario para que estos derechos logrados bajo las presiones internacionales estén definitivamente adquiridos. Las militantes a favor de los derechos de las mujeres temen que éstos sean cuestionados por el próximo presidente y sucesor de Hamid Karzai, que no puede pretender a un tercer mandato.
 
En este país musulmán conservador desde la caída de los talibanes, se tomaron medidas para favorecer una igualdad de género y promover los derechos de las mujeres. Ellas obtuvieron, entre otros derechos, un mejor acceso a la escolarización, el derecho de trabajar, una mayor representación en los órganos institucionales, y la adopción de medidas contra la violencia de género.
 
El decreto, sin que fuera nunca votado por el Parlamento, permitió condenar a los agresores de varias víctimas. Fue el caso en particular de Sahar Gul, vendida por su hermano a su suegro, obligada a casarse a los 14 años y torturada durante 6 meses por la familia de su marido. Tres miembros de la familia (su suegro, su suegra y su cuñada) fueron condenados por actos de tortura en la adolescente, que se había negado a prostituirse. Descubierta por la policía en el sótano, la joven Afgana llevaba marcas de quemaduras de cigarrillos y de maltrato, con las uñas arrancadas. Su cuñado y su marido huyeron y nunca se pudo juzgarles. En noviembre de 2012, Lal Bibi, secuestrada, pegada, encadenada y violada durante 5 días, vio la condena de los cuatro policías responsables a 16 años de cárcel.
 
Pero queda mucho por hacer para proteger estos logros. La ley debe permitir integrar medidas de lucha contra la costumbre del casamiento de chicas menores, del matrimonio forzado y de la violencia doméstica. Según la ONU, 300 mujeres y adolescentes afganas estuvieron matadas y 560 heridas en 2012. En un informe de la ONG Oxfam publicado en octubre de 2011, 87 % de las Afganas afirmaban haber sufrido violencias físicas, sexuales o psicológicas o un matrimonio forzado.
 
Los progresos son más visibles en las grandes ciudades, donde la influencia de la OTAN es sensible. Permanece una diferencia entre los ideales de la capital y la realidad de las provincias afganas. Por lo tanto, se teme una vuelta atrás, una radicalización de la sociedad afgana, sobre todo después de la partida de las tropas de la OTAN en 2014. Heart Barr, investigadora de Human Rights Watch, indica que “es posible que, con la partida inminente de las fuerzas extranjeras, algunos individuos contemplen actuar sin hacer